domingo, 8 de noviembre de 2009

Amemos al niño- Bernado Movsichoff

Hablar de la niñez, comentar sus problemas y buscar sus soluciones, es referirse al porvenir del país y al futuro de la humanidad.
Ya lo dijera con palabras admirables el médico y estadista Rawson: “El niño es la base, el cimiento del gran edificio humano .... cuidado grande con la infancia si queremos conquistar para el porvenir generaciones robustas”.
Ésta ha sido una preocupación de todos los tiempos. Ya en 1606 las Leyes de Indias prohibían que se sacaran las aborígenes de los pueblos para amas. “Que ninguna india, decían, que tuviera hijo vivo pueda venir a criar hijos de español, especialmente de su encomendero”. Ahora, como hace tres siglos, se establece que la leche de la madre es sagrada para su hijo, eliminando lo que hasta hace algún tiempo era una institución: el ama mercenaria, que descuidaba a sus propios hijos para alimentar a los extraños.
Tan fundamental es la cuestión de la salud de la infancia, que ha salido ya de la órbita de las fronteras de cada Nación, para que organismos internacionales estudien y proyecten los derechos de la infancia y las obligaciones de los gobiernos y de los pueblos. En 1923 la Unión Internacional de Ayuda a los Niños formulaba la Declaración de Ginebra o Declaración de los Derechos del Niño: 1° El niño debe ser puesto en condiciones de realizar normalmente su desarrollo físico y espiritual. 2° El niño que tiene hambre debe ser alimentado; el niño enfermo debe ser asistido; el niño retrasado en su educación debe ser alentado a proseguirla; el niño desviado de la buena senda debe ser vuelto a ella; el huérfano y el abandonado deben ser recogidos y socorridos. 3° El niño debe ser el primero en recibir socorros en toda ocasión de calamidad pública. 4° El niño debe ser puesto en condiciones de ganar la subsistencia y ser protegido contra toda clase de explotación. 5° El niño debe ser educado inculcándole el sentimiento del deber que tiene de poner sus mejores cualidades al servicio de sus hermanos.
Estas afirmaciones de tan trascendental importancia fueron luego ratificadas por entidades científicas y humanitarias de todo el mundo, su finalidad generosa era la defensa de la salud de la infancia.
Al hablar de la salud nos referimos a la física y la moral, se desea obtener niños físicamente robustos, con almas hermosas, con espíritus alegres y con mentes inteligentes, que serán, sin duda, luego ciudadanos buenos, honestos y generosos. Es difícil sintetizar en un artículo los diversos aspectos de esta cuestión, expondremos aquí las líneas fundamentales del problema y en otra ocasión nos hemos de referir a la situación de este asunto en San Luis.
Evidentemente que es este un problema de orden social, la miseria es el factor central, ella nos proporciona los niños desnutridos, raquíticos, sin abrigos, con malas viviendas, con escasa instrucción, sin hogares en la mayoría de las veces; la ignorancia de los padres es consecuencia obligada de la miseria que acentúa los males producidos por la primera.
Elevar las condiciones de vida de la inmensa masa de la población es contribuir no solamente a mejorar las comodidades y aspiraciones lógicas de los seres humanos, sino que también es defender el material con que ha de forjarse la Patria de mañana, la riqueza inigualable de una Nación: SUS NIÑOS.
Al infante hay que defenderlo desde antes de su nacimiento. Es en primer término la Eugenesia – ciencia basada en las leyes de la herencia – la que debe estudiar y comprender las condiciones de una buena procreación. Los padres deben ser sanos, no han de transmitir taras a sus futuros descendientes, éste ha de ser un lema que debe gravarse en la mente de todos los jóvenes.
Algo se ha hecho en este sentido en nuestro país; el certificado pre-nupcial, aunque es unilateral –pues es obligatorio para los varones y no para las mujeres – sirve en parte de control, pero es la educación sexual sin falsos pudores, es hacer una conciencia sobre el peligro de la transmisión de enfermedades irreparables lo que servirá más eficazmente al logro del propósito de la Eugenesia: de padres sanos, hijos sanos.
La sífilis, la tuberculosis y el alcoholismo son las tres grandes plagas que traen las consecuencias más funestas para el futuro de los niños. Para la Tuberculosis una vacuna que ha sido reconocida por un reciente Congreso médico reunido en París, como de eficiencia marcada en la inmunización de esta peligrosa enfermedad; se trata de la vacuna B.C.G. que debe aplicarse a todos los niños recién nacidos, a los escolares y a los jóvenes, con algunas excepciones que la medicina aconseja. La Sífilis es curable y el que la haya contraído puede tener hijos en buenas condiciones después de un tratamiento bien hecho; pero de estos tres males, el más grave es el alcoholismo. Mal social que produce tarados, locos, delincuentes y, sobre todo, miseria en los hogares con secuelas inimaginables.
La gestación del niño debe ser vigilada y defendida; ya en 1890 un Congreso reunido en Berlín establecía el principio que el reposo de la mujer embarazada debía establecerse como ley en todas las naciones civilizadas. Las estadísticas demuestran que la embarazada que ha hecho este descanso, tiene hijos más robustos y de mayor peso; que los prematuros y débiles congénitos son la consecuencia de una gestación sin estos requisitos.
El médico debe vigilar continuamente la gestación, análisis repetidos y exámenes clínicos frecuentes. Esta puericultura que se llama pre-natal ha disminuido la mortinatalidad y el por ciento de la mortalidad infantil. El niño debe nacer en las mejores condiciones para lo cual debe buscarse lugares especializados; son las Maternidades, donde existe un mínimo de peligro para la madre y el hijo.
Madre e hijo es el binomio biológico inseparable. La Ley 12.341 así lo contempla proporcionando los Centros de Maternidad e Infancia que, distribuidos por el País, realizan una labor encomiable. Claro está, que es la capacidad y comprensión de este problema social por parte de los directores y personal el que hace que puedan ser útiles estos dispensarios para defender al niño en la tercera etapa, es decir una vez nacido. Debe inculcarse que la leche de la madre es sagrada para sus hijos, debe abastecerse de alimentación artificial a las madres sin leche propia, debe educarse y vigilarse la higiene del pequeño, debe pesquisarse todos los hijos de los sifilíticos para hacerles tratamiento adecuado, aplicarles la vacuna B.C.G., debe poseer un cuerpo de visitadores de higiene capaces, activas y enérgicas, cuyo papel es visitar todos los hogares humildes enseñando, aconsejando y denunciando a su Centro todos los inconvenientes y anomalías de la atención de los niños visitados, utilizando la fuerza si fuera necesaria para continuar un tratamiento específico. Tiene el médico puericultor una labor destacada que realizar en el desarrollo normal del niño, hay en esta edad distrofias y enfermedades irreparables si no se las corrige y se tratan a tiempo.
Es el desarrollo psíquico que hay que controlar con mucho cuidado, es la transformación radical de un ser que ha vivido en la vida vegetativa para entrar en la vida de relación amplia la que hay que vigilar, sus facultades intelectuales, sus sentimientos afectivos, su emotividad.
Un aspecto interesante es el de los niños lisiados que dado el gran adelanto de la ortopedia pueden ser corregidos. Así lo han entendido organismos internacionales que han dado a conocer un decálogo de los derechos del pequeño lisiado, que ya no se tira a un precipicio a la manera espartana, sino que tienen también la oportunidad de ser hombres capaces y emprendedores.
La Puericultura es, como hemos visto, una ciencia que exige conocimientos especiales, es el estudio de la sucesión de las distintas etapas de la vida que debe recorrer el individuo desde la concepción hasta su desarrollo definitivo. Debe estar a cargo sin duda de personas especializadas, pero los lineamientos fundamentales de esta materia deben ser conocidos por los futuros padres, solo prejuicios arcaicos, puritanismo mal entendido puede impedir que las niñas comprendan y aprecien el nacimiento de un niño y la Puericultura no solo debe ser enseñada a las mujeres, sino también a los hombres. Si éstos han de tener la responsabilidad del hogar, ésta ha de ser completa y no lo sería si no conociera el manejo y crecimiento de sus propios hijos.
Despertemos en todos el interés por el niño: educadores, médicos, higienistas, pedagogos, políticos, instituciones privadas y gobierno deben ponerse al servicio de tan noble causa. Aprendamos a amar al niño, porque él como dijera en admirable estrofa el exquisito poeta de nuestras sierras: Antonio Esteban Agüero: “ Habita en su isla de oro y trae en sus manos pequeñas la promesa de un bello tesoro”.

“Diré tu nombre en mi soledad, sentado entre las sombras de mis callados pensamientos...
Y yo le diré sin palabras, y sin razón, como un niño que llama a su madre cien veces,
contento sólo con poder decir Madre”.
Rabindranath Tagore



(Revista “San Luis” – Revista de la Asociación de Empleados del Banco de la Pcia. de San Luis (Banco Mixto) – Año II – N° 6 – Abril de 1949)


En Bernardo Movsichoff. Un socialista romántico- Editorial Metáfora. Buenos Aires, 2008


Político, legislador, médico y escritor, Bernardo Movsichoff ha sido Profesor de la Universidad Nacional de Cuyo, Presidente de la Federación Médica de San Luis, de la Sociedad de Pediatría Argentina, filial San Luis. Gobernador del Distrito 137 del Rotary Club que comprendía las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis y Sur de Córdoba, Presidente de la Comisión de Homenaje a Ssrmiento, Secretario de la Comisión de Homenaje a Rivadavia, Diector del Periódico Tribuna Socialista, etc.
Diputado de la Nación por Córdoba a la edad de 25 años, durante el período 1934- 1938, fue posteriormente candidato a Gobernador de San Luis y presidió varias instituciones de esa Provincia.
Publicó El hombre y sus esperanzas e Ideario de Sarmiento y realizó la recopilación y prólogo de Mario Bravo. Legislador y poeta, publicación realizada por el Círculo de Leisladores de la Nación Argentina.
Presidió la Comisión de Prensa del Instituto de Estudios Históicos del Parlamento Argentino.
Falleció el 11 de octubre de 2009 a la edad de 91 años.

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